El suelo estaba encharcado después de que hubiese llovido durante horas. Todos los zapatos y los tacones que los invitados calzaban estaban llenos de suciedad a causa del mal tiempo y, pese a que más de uno se sintiera incómodo, nadie iba a permitir que eso supusiera un problema para que la fiesta continuara. Muchos de los que se encontraban esperando a las puertas de la discoteca su apertura, habían viajado durante horas a través del país. Aquel sitio era de los más famosos del Estado por sus celebraciones de fin de año, y en cuanto se abrió el plazo de reserva, las entradas se agotaron de inmediato. Julio había decidido ir a la sala de fiesta desde hacia meses, cuando uno de sus amigos propuso la idea. Él era uno de los que había tenido que recorrer cientos de kilómetros para llegar hasta allí. Gran parte de sus ahorros habían ido destinados a aquella noche tan especial y no se arrepentía de ello, aunque acabase mal ya podría decir que había estado dentro de la mejor sa
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