Ir al contenido principal

No dejes que me pierda

 Sentir que nada va bien, que te vas apagando poco a poco en silencio y sin motivo. Las calles ahora parecen tristes, no hay gente ni tampoco luces. En la oscuridad, todo es más confuso. El gentío, las risas, los bailes..., todo pertenece a otro mundo. Nada es justo: El sol ya no está, y la noche aun no ha llegado; los ríos no llevan agua, y el verano hace tiempo que se ha acabado. Le suplico al destino que encause mi futuro. "No dejes que me pierda", le suplico, "en esta oscuridad nada es bonito, ni yo ni nadie ni el rumbo. Llévame por otro camino, más iluminado y bonito. Enséñame nuevos lugares, sin melancolía ni tristeza, sin lunas ni diluvios. "No dejes que me pierda", le repito, " aún sé que quedan alegrías, días y triunfos. Aún sé que en sus ojos yo puedo ser el hombre que nunca tuvo".

Comentarios

Entradas populares de este blog

A Millones de Años Luz

 Un día sentí brillar una estrella y supe que nunca me dejaría. Miré al cielo, triste y desilucionado, y al ver su luz sabía que estaba a salvo, que no había motivo para dejar de ser feliz y tener miedo. En ese instante pensé en que las estrellas mueren y, aún así, se las sigue viendo desde muy lejos. Sólo si cerramos los ojos las dejamos de percibir. Sólo si nos negamos a mirar hacia arriba dejarán de existir. Pues, aún cuando nos cueste entender la distancia, la horrible y traicionera lejanía, debemos comprender que somos polvo de estrellas que también aporta luz. Somos los guías de esos astros que nos buscan y a los que miramos por las noches, diciéndoles dónde estamos.    Quizás, haya quién piense que esté loco, pero, como si el dolor me hubiera dado un superpoder, yo podía distinguir mi estrella del resto. No temía perderla. No temía que un día mirara al cielo y ya no estuviera porque, desde que la vi por primera vez, su luz ya había penetrado en mí. Me h...

Barco al Norte de África

  Un día vi una ballena azul en un barco con destino al norte de África. Zarpamos desde las Islas Canarias, unas preciosas ínsulas localizadas junto al Sahara Occidental, características por su clima y sus gentes, donde había pasado una semana de vacaciones. A mitad del camino, cuando aún se podía ver en el horizonte la tierra que acabábamos de dejar, el hermoso animal surgió de las profundidades del océano, sorprendiéndonos con su grandeza y elegancia. Todos los que íbamos en la pequeña embarcación nos quedamos asombrados. Salió un instante del agua para coger oxígeno y, con el mismo estilo con el que saltó, se volvió a meter por completo. Nunca había visto nada tan hermoso. Quizás, pensé, porque tampoco me había encontrado antes en un ambiente como ese, en donde la tierra y el mar se compenetraban de forma tan mágica.   —Es impresionante, ¿verdad? —me dijo de pronto una chica inglesa, colocándose a mi lado mientras veíamos cómo la ballena se alejaba desde la borda. A...

Guiones de una Conversación Anunciada

  ―Te lo dije, y no me hicistes caso. "Para", te repetí una y otra vez... Deja de discutir, no pienses tanto, olvídate de lo que pasó ―¿Cómo me iba a olvidar de lo que pasó? ―¡Olvidándote, idiota! ¿Acaso no es eso lo que se merecen los buenos momentos? ¿El olvido? ¿Acaso no es de eso de lo que se trata la vida? ¿De compensar las amarguras con las risas? ―No podía pensar. Estaba histérico. No soy como tú, ¿sabes? Ojalá pudiera ser tan frío y calculador ―Pues claro que soy frío y calculador ¡Soy tu sentido común! Si no fuera lo único de ti que tiene un poco de cordura en tus momentos de ira, estarías perdido en la vida... O, peor aún: muerto. ―Muerto dice... Te crees demasiado importante... ―Cálmate un segundo y piensa, Arturo. ¿Realmente valía la pena perderla? Sí, se enfadó por lo que dijiste, y sí, tu te enfadaste por lo que creíste entender que dijo. Discutisteis. Es normal. Pero acuerdate de cómo estabais diez minutos antes de que os pelearais. ―Nos reíamos por un vídeo qu...