Arturo Pérez-Reverte probablemente sea uno de los escritores coetáneos más polémicos del mundo de la literatura. Sus comentarios en las redes sociales y sus libros históricos parece que no son del agrado de toda su audiencia, y en más de una ocasión ha sido citado por reputados políticos y figuras culturales para reprocharle ciertas actitudes controvertidas. Supongo que no habrá quién no recuerde la famosa frase de Pablo Iglesias, durante la investidura a Pedro Sánchez en el Congreso, que agitó al mundo entero: "Más Pérez Galdós y menos Pérez-Reverte". Sin embargo, no podemos decir que su público al completo se encuentre en desacuerdo con sus posturas. En la otra cara de la moneda tenemos a sus fieles seguidores que, tal y como si nos encontráramos en el medievo, presentan batalla a los detractores de su líder, siempre que su honor y valentía se ponen en duda. Nunca se ha visto una guerra de tal envergadura en el siglo XXI y, pese a que los ganadores (desconocidos hasta el momento) aún están sumergidos en el belicoso mundo castrense, hay una cosa que aquí, en BooktoLand, tenemos clara: nosotros no nos lo vamos a perder. ¡Bienvenidos!
Más periodista que escritor, Pérez-Reverte ha tenido una vida marcada por los conflictos armados. Durante veintiún años, entre 1973 y 1994, el cartagenero trabajó como reportero de guerra en distintos puntos del globo, viviendo multitud de experiencias traumáticas, no aptas para personas sensibles, que le sirvieron para cultivar varias obras literarias con el transcurso del tiempo. Yo, desgraciadamente, sólo les puedo hablar de una de ellas, tratando de recurrir en este artículo, con exclusividad, a mi propia experiencia. Territorio Comanche. El libro, de ciento cuarenta y cuatro páginas, tiene lugar en las Guerras Yugoslavas y narra la historia de dos corresponsales de TVE. Ambos, a la espera de que las fuerzas croatas detonen un puente, con el fin de detener el avance del Ejército de la República de Bosnia-Herzegovina, rememoran experiencias pasadas mientras viven un exasperante episodio de la contienda en una tarde, cuando transcurre la trama y donde el lector permanece todo el tiempo.Personalmente, y sin tratar de influir en la valoración de nadie, la obra me pareció de una magnífica calidad. Entretiene y acercar al lector la labor del periodista de guerra. ¿Qué más se puede pedir? Reverte cautiva a quién lo lee. Aunque, como sucede la mayoría de las veces, no todos pensamos igual. Seguramente, el lector guerrero esté preparando su armamento, dispuesto a enfrentarse al enemigo y reducir sus fuerzas. ¿Qué opinan ustedes sobre que un reportero cuente en un libro episodios de una guerra reciente?¿Piensan que, en estos casos, los escritores pueden manipular la opinión de su público a través de la narrativa? ¿O, más bien, politizarla?
Años después de este libro, Reverte vuelve a suscitar polémica con la trilogía Falcó, cuya fecha de lanzamiento consta en el año 2016. Esta vez lo hace en un escenario más familiar para los españoles, ya no solo por su cercanía en el tiempo sino por el vínculo emocional que nos une a él: la Guerra Civil Española. Y, de nuevo (¡qué sorpresa!), nos encontramos soldados enfrentados. Algunos, como legítimo jurado, creen que es perjudicial para una democracia remover el pasado así, mientras que otros, con iguales derechos, defienden todo lo contrario, apostando por que es necesario hablar de estos temas, independientemente del enfoque que se le quiera dar.
En el primer libro, llamado de la misma manera que la trilogía, se nos cuenta la aventura de un espía, Lorenzo Falcó, que trabaja para el servicio de inteligencia franquista tras haber sido contrabandista durante años. El personaje es descrito como un hombre enfrentado al mundo en general que, a pesar de tener bien claro a quien deber obedecer, dice tener un único bando: él mismo. Su misión en esta entrega es liberar al político falangista José Antonio Primo de Rivera de una cárcel en Alicante, donde realmente estuvo preso por posesión ilícita de armas. Sin embargo, no lo tendrá tan fácil, pues antes deberá infiltrarse en territorio republicano. Un auténtico reto.
Sus otros dos libros son: Eva y Sabotaje.
¿Qué les parece? Narrativamente sólo me caben buenas valoraciones, pero también es verdad que cada vez parece que el contexto histórico de los libros de Reverte son más peliagudos. ¿Creen que estos temas deben de evitar tratarse desde una perspectiva de un personaje franquista? ¿Es bueno acercar a la sociedad una realidad pasada que, quizás, ha sido distorsionada por la polarización política nacional?
Cuál sea la respuesta, pensar que un escritor puede promulgar actitudes erróneas conlleva llevar nuestro punto de mira, por igual, a las películas, los documentales, la radio, los periódicos... Y, si somos perspicaces, nos daremos cuenta de que en el mundo de la cultura hay personajes de todo tipo. Desde radicales hasta moderados de cualquiera de las ideologías. Sin embargo, el problema puede llegar cuando quien lee piensa que la realidad de ese espía es la única existente. Ahí si se nos presenta un dilema gordo. En este tema en concreto yo creo que una solución, por encima de otras que se puedan promulgar, podria ser fortalecer el sistema educativo dándole a las nuevas generaciones una visión más objetiva y un conocimiento histórico decente. Sólo así nos libraremos de los extremismos y las malas interpretaciones. Educar, educar y educar. Cuando dejemos de investigar y ser curiosos, así como de leer y ser leídos, será el momento en el que estemos condenados a la mentira.
Buen artículo, Ulises. Bajo mi punto de vista es un buen escritor, con derecho a manifestar sus ideas políticas, sean o no coincidentes con mi forma de pensar. Lo admiro por su forma de trasmitir y contar las historias, que no tienen porque ser "la historia". Para ese fin están los historiadores.
ResponderEliminarUna novela basada en hechos históricos, no tiene porque ajustarse a la realidad total.
Estamos en un momento de censura de pensamiento crítico, si no es el que se ajusta a nuestro punto de vista. Es un acto de valentía expresarse con libertad, tocar temas espinosos que abran el debate aunque cause polémica.
El contexto histórico de una novela, los hechos narrados por el escritor, deben poder abordarse sin prejuicios. Con libertad de pensamiento.
Y la lectura de la obra, también debe hacerse con pensamiento crítico. Sin adoctrinamientos.
Un saludo.
¡Hola! Gracias por pasarte por mi blog y seguirlo; estoy aquí de vuelta y para quedarme. Espero que te guste el contenido del mío, te lo recuerdo: Lengua Sucinta
ResponderEliminar¡Nos leemos!
¡Hola, Ulises! Ante todo y, sobre todo, libertad de expresión y en lo referente a los escritores, siempre, siempre, siempre su derecho a contar la historia de ficción que consideren. Cualquier matiz que pongamos a esa libertad nos llevaría a la censura. Además, tenemos que acostumbrarnos a que cada uno exponga su propia opinión y ¡hasta que sea contraria a la nuestra! Solo faltaría. A mi este autor me encanta literariamente y como personaje mediático lo considero necesario, siempre es importante que haya voces propias y con personalidad para exponer sus ideas gusten o no.
ResponderEliminarLo realmente preocupante es que ese tufillo censor se propague en las redes y ello derivara en un pensamiento único. Así que más Pérez Galdós y más Pérez Reverte y, sobre todo, más lectura literaria y menos tuits de políticos. Un abrazo!!