Ir al contenido principal

Reseña: El Instituto (por Stephen King)

 
El libro que vamos a comentar a continuación responde al título de El Instituto, que fue publicado en el año 2019 de la mano del escritor estadounidense Stephen King. El novelista se caracteriza por sus obras de terror, ficción y misterio, que durante las últimas décadas lo han propulsado a la fama mundial. Desde los setenta, ha escrito sesenta y una novelas, de las cuales se han vendido más de trescientas cincuenta millones de copias. Muchos trabajos suyos, por otra parte, han logrado ser adaptados a la gran pantalla, llegando a adquirir un público significativo. Entre sus grandes influencias, destaca a los escritores estadounidenses Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft, otros grandes autores del género de terror contemporáneo y ciencia ficción. Actualmente,  King vive en Portland, territorio del que es ciudadano natal.

El Instituto (Éxitos): Amazon.es: King, Stephen, Carlos Milla ...   El libro tiene como protagonista a un niño, Luke Ellis, que posee poderes paranormales, a parte de una gran inteligencia que le hace destacar sobre sus compañeros en la escuela (este último hecho será crucial durante toda la historia). Sus padres, temerosos y fascinados a la vez ante el talento de su hijo, deciden adelantarlo en el sistema educativo como consecuencia de la proposición del director de la escuela. Sin embargo, antes de que este hecho se produzca, Luke es raptado y llevado a un edificio conocido como El Instituto, dónde conoce a otros niños con los mismos poderes que él. Una vez encerrado en este lugar, la historia continúa de manera que el lector se engancha a las páginas del libro, las cuales suman un total de seiscientas dieciocho, y lo guían por un mundo que, junto a los protagonistas, van descubriendo que no es tal y como creían.

   Personalmente, El Instituto de Stephen King me ha parecido una de las mejores novelas que ha escrito en los últimos años. Desde los primeros capítulos, la historia hace que te quedes pegado a ella y no puedas parar de leer ni un segundo. En cuanto a las dimensiones del libro, que pueden llegar a asustar a algunos, creo que no debería de ser un problema para quién esté dispuesto a dejarse llevar a un mundo de ficción perfectamente recreado y narrado. Además, como curiosidad, se espera que la novela tenga una adaptación a la televisión de la mano de David. E. Kelley y Jack Bender.


Valoración: 4/5

Comentarios

  1. Desde hace tiempo que el señor Sthephen King se encuentra entre mis autores favoritos. Lo cierto es que aún no he tenido ocasión de leer este "El instituto", pero lo cierto es que tiene muy buena pinta y tengo muchas ganas de echarle el guante, más después de tu buena entrada al respecto. Ánimo y éxito.

    ResponderEliminar
  2. Hace muchísimo que no leo a Stephen King y me has despertado las ganas de volver a hacerlo. Me quedo con el consejo. Muchas gracias!

    ResponderEliminar
  3. Llevo años sin leer a King, pero creo que siempre es un acierto meterse en las páginas de una de sus historias, así que gracias por hablarnos de este título. En cuanto a la reseña, en blogs que sigo suelen citar algunos pasajes que les hayan gustado, indican si está narrado en primera o tercera persona, etc... Esto, me vas a perdonar, pero yo lo veo más como una sinopsis que como una reseña. En cualquier caso, a mí reseñar me parece complicadísimo, y creo que con la práctica a duras penas mejoraré, pero desde luego tu esfuerzo no cae en saco roto. Estoy convencida de que lograrás que más de uno se anime a leer esta historia del gran maestro Stephen King.

    Gracias por compartir.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Disculpa de Sara Calloway

 Sara Calloway murió el cinco de enero del año dos mil ochenta y siete, entre remordimientos y penas. Tenía ochenta y cuatro años cuando abrió por última vez los ojos de aquel cuerpo repleto de arrugas, ojeras y marcas de una vida cargada de dificultades. El día de su fallecimiento, sus cuatro hijos lloraron desconsolados su muerte frente a la cama del hospital, pensando más en los momentos que no tuvieron junto a su madre que en los pocos recuerdos felices que disfrutaron a su lado. «Que dura ha sido la vida», repetía Margarita, la cuarta de ellos, apesadumbrada. Estaba empapada en sudor y las lágrimas no se distinguían de los goterones que emanaban de su frente. Aquellas palabras cargaban mucho dolor, pero también desesperación y rabia. En un último intento, trataba de hacérselas llegar a su madre, rindiéndose ante el reloj, el cual mantuvo su orgullo tan alto que le impidió sincerarse alguna vez sobre la crudeza de su vida. Cuando minutos más tarde se llevaron a su madre y sus herma

La belleza que permanece...

 Moses estaba sentado en la sala de espera del hospital. Los sillones de cuero rojo y las dos neveras que ocupaban el lugar estaban iluminados, exclusivamente, por las luces frías del techo. A través de las ventanas reinaba la oscuridad. El cielo se veía tan negro como Moses pensaba en ese momento su futuro. Nunca se había planteado un mañana sin su abuela. A decir verdad, ni siquiera se había imaginado viviendo durante demasiado tiempo alejado de ella. Una lágrima le corrió por la mejilla.  «Deja de pensar», se reprendió mientras sentía cómo su corazón se desmigajaba.  Entonces, una enfermera con cara de haber trabajado más horas de las que debería, se acercó a él. Se sentó a su lado y se quitó la cofia.  — ¿Sabes una cosa? -añadió con la determinación de quien había vivido la misma catástrofe mil veces y, pese a todo, aún le quedaba la ternura del alma  — Cada semana veo a gente morir. Algunas, soy testigo del final de la vida cada día. Pero, desde hace unos años, no pienso en toda l

La Raza de Oro

 De la tierra brotó un hombre. Aparecían cada cierto tiempo alrededor de la aldea, repleta de cabañas de bambú. Nadie había visto las semillas de la creación. Tampoco les importaba. Le llamaron Zeus. Entre el gentío que se reunió, curioso al verlo llegar de entre la vegetación, alguien mencionó el nombre. Nadie lo había escuchado antes. Tampoco les importaba de dónde había surgido. Festejaron durante el día y la noche. Bailaron al son de las palmas en el centro de la aldea,  reservado para los eventos sociales, y bebieron la bebida sagrada que les dejaban los dioses en el único pozo que había. El cuerpo no les pedía descanso. Sólo cuando cantaron todas las canciones y completaron todos los pasos de baile, se fueron a dormir. No por necesidad ni aburrimiento. Era como un acto reflejo. Nadie se había detenido a pensar mucho en ello. Tampoco les importaba. Eran felices. Aunque ni siquiera se molestaban en reparar en las razones de su felicidad. Era algo intrínseco a su naturaleza.  Cuando

El Amor Tras la Frontera

 La frontera era un lugar especial. Allí, sucedían cosas que no se veían en otras partes. Se observaba el comercio más feroz y las negociaciones más intensas. Los vendedores de Sudán cruzaban el puente que los separaba de Chad, y luchaban las ventas hasta la puesta del sol sin descanso. Por el contrario, los habitantes de Chad se aprovechaban de los precios más bajos que le ofrecían los sudaneses, dándose con un canto en los dientes con cada compra. Aquel mundo siempre había entusiasmado a Ousman, un joven chadiense, de familia adinerada. Su padre trabajaba en Francia como médico, y él había vivido allí casi toda su vida. Estudió Sociología en la Université Lumière , en Lyon, siete años atrás. Aunque, su sueño siempre había sido regresar al país que lo vio nacer. Pensaba en las calles de Lyon, y en su alocada vida como universitario, cuando una mujer le tocó el hombro. -Oiga, ¿por casualidad venderá verduras? -dijo, con un tono que denotaba que se había pasado de pie demasiado tiempo.