Querida Sara, Mi vida no ha sido fácil. Eso ya lo sabes. Nos hemos pasado largas horas charlando del tema, mientras yo reposaba mi cabeza en tu hombro, siempre disponible para mí en cualquier lugar y a cualquier momento. Después de caer en la jodida depresión, tras varios meses sin poder salir a la calle, me prometí que no volvería a estar de esa manera. También te lo prometí a ti ¿Recuerdas? Entonces, tu siempre tenías ojeras y estabas pálida de llorar océanos por mí. La primera vez que me atreví a atravesar la puerta de la entrada, nos sentamos en el paseo marítimo, de cara al mar y juré venganza. Eso no te lo dije. No me atreví. Pensé que te asustarías y me abandonarías, por lo que planeé hacerlo en secreto. Busqué por redes las direcciones de quienes me jodieron la vida. Sí. Las de aquellos niños de los años ochenta que me pegaban patadas en el patio y, años más tarde, continuaron riéndose de mi en el instituto. Todos tenían unas vidas perfectas. Tendrías que verlos… Adinerados, co
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