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Mostrando entradas de 2019

Antes de la batalla...

   La batalla se presentaba llena de claroscuros que daban miedo. Nunca había estado tan asustado durante tanto tiempo. La guerra se hacía de rogar, presente y silenciosa, aguardando el momento idóneo para el sonar de las trompetas. Miré a mis compañeros de lucha, y no observé sino dolor y odio hacia un rival que nada tenía que ver con nuestras pesadillas. Pues nuestros verdaderos contrincante eran aquellos que desfilaban bajo la misma bandera que debíamos defender y que, durante gran parte de nuestras vidas, pensamos incorruptibles. Llevaban grandes atuendos y caballos, los cuales paseaban frente a nuestras casas para hacernos creer, únicamente, partícipes  de una guerra que habían ocasionado ellos. Y, para su cruel ventaja, hablaban nuestro idioma para engatusar a los más ignorantes.     En medio de mis pensamientos, las trompetas comenzaron a sonar. Los nervios afloraron con más violencia y, como si no hubiera un mañana (que, ciertamente, muchos de nosotros no tendríamos), empe

El Espadachín

  El combate no había hecho más que comenzar. Agarré mi espada con fuerza y, en cuanto sentí el contacto frío con la empuñadura, los nervios huyeron despavoridos.   —¡ En garde ! —grité movido por la adrenalina   La esgrima era todo lo que me quedaba en la vida. La vivía como si toda mi existencia fuera a depender de ella. Desde que era un chaval, no ha habido ni una tarde en la que no haya desenfundado la espada. Practicaba sólo: con los peluches de mi habitación, entrenando técnicas al aire...; y, cuando iba al gimnasio con mi equipo, no había quién me ganara. Todos mis compañeros temían el momento en el que les tocara combatir conmigo. Muchos de ellos detestaban enfrentarse a mi porque su ego no les permitía perder contra un tío flaco y bajito. Francamente, no soy de las personas que impone mucho a primera vista. Aunque, también he de admitir que me gusta que me infravaloren de esa manera, para que después quién me critica se lleve una agradable sorpresa.   La pelea no

Barco al Norte de África

  Un día vi una ballena azul en un barco con destino al norte de África. Zarpamos desde las Islas Canarias, unas preciosas ínsulas localizadas junto al Sahara Occidental, características por su clima y sus gentes, donde había pasado una semana de vacaciones. A mitad del camino, cuando aún se podía ver en el horizonte la tierra que acabábamos de dejar, el hermoso animal surgió de las profundidades del océano, sorprendiéndonos con su grandeza y elegancia. Todos los que íbamos en la pequeña embarcación nos quedamos asombrados. Salió un instante del agua para coger oxígeno y, con el mismo estilo con el que saltó, se volvió a meter por completo. Nunca había visto nada tan hermoso. Quizás, pensé, porque tampoco me había encontrado antes en un ambiente como ese, en donde la tierra y el mar se compenetraban de forma tan mágica.   —Es impresionante, ¿verdad? —me dijo de pronto una chica inglesa, colocándose a mi lado mientras veíamos cómo la ballena se alejaba desde la borda. Al girar l

Sólo en sueños...

—¿Quién eres? —¿Yo? —Sí, tú, esa cosa que está ahí sentada en el sillón. —No soy nadie importante. De hecho, nunca esperé que te fueras a dar cuenta de que estaba aquí —¿Es que has estado más veces en mis sueños? —Si yo te contara... No hay noche en la que no haya asistido a tus peores pesadillas ni a tus mejores fantasías. —¿Quién eres? ¡Quiero saberlo! —Soy una parte de ti. Tú sentido común, más concretamente. —Venga ya... Eso es imposible. ¿Y por qué apareces solo en mis sueños? ¿Por qué no estás presente durante el resto del día? —Porque no quieres. —¿Cómo que no quiero? ¿Es que acaso importa lo que yo quiera? —Pues claro que importa, estúpido. —Entonces, según tú, ¿sólo quiero que estés durante la noche? —Dicho así suena un poco raro... Pero sí, así es. Te empeñas tanto en hacer lo que te da la gana que olvidas todo aquello que eres. —¿Y quién soy? —Buena pregunta. Quizás, esa sea una de las tantas cuestiones que el ser humano nunca se atreva a ave

El Regreso del Emigrante

Andaba contemplando los altos pinos del pueblo donde crecí recordando cuando, al ser todavía un crío, creía mías aquellas montañas. Sentía, entonces, que no había otro entorno capaz de acogerme, otro paraje en el que poder experimentar la acogedora satisfacción de sentirme como en casa y creer que sería eterno. Como un niño que era, nunca imaginé que llegaría el momento en el que tocaría  marcharme: cerrar los ojos, volver a abrirlos y, tal y como si hubieran sufrido una vida, observar de otra manera la realidad. No de una manera más real ni verdadera, sino de una en la que comprendes que no todo es tal y como te lo habían contado hasta el momento y, por suerte o por desgracia, te replanteas tus actos, quizás, más de lo que deberías. Como no podía ser de otra forma, aquella mañana llegó camuflada en la rutina antes de lo que la esperaba. Tocó a la puerta y se presentó bruscamente, entrando sin pedir permiso, y negándome el derecho a preguntar por su persona. Una parte de mi había ca

Bellas Durmientes - Stephen King y Owen King

Si tuviera que calificar este libro con una sola palabra diría que es asombrosamente reflexivo . A diferencia de lo que estamos acostumbrados a ver en King, generalmente historias más veloces a la hora de leer, en Bellas Durmientes podemos observar una narración detenida y muy perspicaz. El libro trata cómo las mujeres del mundo entero se ven atrapadas por el sueño y no se vuelven a despertar, quedando envueltas por unos capullos similares a los de las mariposas. Sin embargo la historia va mucho más allá. Y es que, tras lo que sucede, podemos ver el caos entre los hombres, la desesperación por recuperar lo que durante toda la vida les había mantenido a flote. Cuando las féminas de Dooling, un pequeño pueblo de Estados Unidos, se quedan dormidas se transportan a otro mundo. En la descripción de este otro lugar, y lo que allí trsncurre, para mí fue una de las partes más interesantes e intrigantes. Constantemente te lleva a preguntarte qué va a suceder, adquiriendo un trasfondo q

Comenzar a ser Feliz

Miré a mi alrededor y pensé que debía haber vuelto a nacer. Todo lo que había aprendido se había quedado reducido a la inexistencia: mis gestos, mi risa, mi mirada... Llegué a creer que estaba muerto, y la indiferencia de quienes me rodeaban eran imaginación de los últimos resquicios de mi mente. Incluso su sonrisa, vista entre el caos, supuse que seria la forma en que la vida se despedía de mi. La forma en que el mundo te hace sentirte con ganas de volver a resurgir.  Aquella cara y aquellos ojos eran el ejemplo de lo que nunca tendría, bien si su recuerdo me daba esperanza por que siempre me acompañase a donde me tocara ir. No todo estaba muerto, pese a que, por dentro, no me quedaban ganas de volver a vivir. La vida se había desvanecido y, con ella, a una nueva persona le tocaría sufrir, y, a mi, por suerte, comenzar a ser feliz.

Análisis del libro 1984

   Abrir 1984 es como ponerte delante de una bola mágica. Es asombroso pensar en la época en la que fue escrito y encontrarse con que relata tan bien la actualidad. Sin duda, si tuviera que calificar este libro con una sola palabra diría que es visionario . Aunque, como vamos a ver más adelante, sus letras dan para hacer análisis tan extensos que, probablemente, nos pasaríamos días y días estudiándolas. Por tanto, y en busca de no aburrirles demasiado, demos comienzo a esta pequeña sección:    Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell , nació en la India a comienzos del siglo XX (1903) y fue un escritor y periodista inglés que estuvo muy influenciado por el Imperialismo Británico. No olvidemos que, por aquellos años, el subcontinente indio pertenecía al Raj Británico (así como Pakistán, Birmania y Bangladesh). Sin embargo, en 1905 sale de la India con destino a Inglaterra, donde gracias a las becas puede estudiar en escuelas de renombre como St. Cyprian o Eton. Años más

Ceniza Inmortal #IFARTENARA

  Como algunos ya sabrán, Gran Canaria arde. Sus árboles verdosos y su particular vegetación se ha visto atrapada y destrozada por el fuego. Miles de grancanarios ven con dolor la posibilidad de que sus tierras y sus hogares pasen a convertirse en víctimas del incendio y, mientras tanto, los bomberos luchan cada día por evitar un desastre mayor. Sin embargo, en el corazón de todos los canarios siempre quedará un resquicio de miedo que, aunque duela ーporque duele muchoー, nos ha enseñado a permanecer unidos, a entender que no estamos solos, y que siempre contaremos con el afecto de nuestros vecinos. Finalmente, como un grancanario más, quisiera dar fuerzas a todos aquellos que están pasándolo mal, y agradecer a todos los hombres y mujeres que han participado en la lucha contra el fuego su valentía y sacrificio.  En esta ocasión, por tanto, escribo una historia ficticia basada en este incendio, que lo único que pretende es mostrar unos sentimientos y la complejidad del isleño al ver

La Repoblación 1

   Cuando las campanas de la iglesia resonaron anunciando las doce del mediodía, Nicolás cogió su maletín del salón y se dirigió al ayuntamiento. Tenía previsto quedarse en su despacho hasta altas horas de la noche, tramitando papeles oficiales y continuando con su agotadora campaña de llamamiento. El pueblo necesitaba habitantes. Desde hacía más de diez años, el índice de natalidad había decrecido de forma abismal. La gente joven se marchaba a la ciudad y, mientras tanto, aquellos que optaban por quedarse se volvían más y más mayores. La situación era preocupante. A veces, abatido ante los datos, pensaba en dejar el cargo. Se decía que seguramente llegaría otro que lo haría mucho mejor que él, haciendo recuperar al pueblo la gente que se merecía. Pero sus ganas por encabezar el éxito lo habían mantenido allí sentado. De pronto, en medio de las montañas de papeles de la mesa, el teléfono sonó, interrumpiendo el silencio que, desde hacía horas, no había encontrado final. — ¿Dig

Antes de abrir la puerta...

   Antes de abrir la puerta, pensó en todo lo que había vivido la última semana en el pueblo. Su trabajo de investigación había sido un éxito y, en parte, se debía a un rasgo que solía detestar por encima de cualquier otro. La charlatanería. Se había pasado siete días recorriendo las calles de aquel lugar, hablando con sus habitantes y recopilando cientos de anécdotas en una libreta para su próximo libro. Todas eran brillantes. Quizás, se dijo, porque ninguna era irreal, cada una surgió del llanto y la sonrisa de quienes la contaban. Eran cuadros en los que los contrastes eran cuestiones muy delicadas. En algunos casos, demasiado frágiles, aunque no le preocupaba. Tenía estilo para lo difícil. Le gustaban los problemas. Cuando Marcos se dispuso a dar el primer paso, seguro y melancólico a la vez, le vinieron a la cabeza momentos tan memorables como aquel día en el que entró por primera vez en el bar de Ronaldo. Un hombre recién llegado a la tercera edad, y con un negocio replet

La Ciudad Contaminada (1ª Parte)

  Estamos perdiendo nuestro planeta. Cada día se hace más usual ver en la televisión nuevas olas de calor, nuevas especies extinguidas, nuevas muertes a causa de lo que nosotros mismos hemos creado ¿Qué vamos a hacer para solucionarlo? -------------------------------------    Más allá de la pradera, la ciudad se veía bajo una cúpula de contaminación grisácea. Las chimeneas de las fábricas lanzaban litros de dióxido de carbono al aire; los animales hacía tiempo que se habían muerto a causa de las enfermedades; y la tierra yacía yerma, sin plantas ni ese color verdoso al que todos nos gusta mirar cuando nos cansamos de vivir entre grandes bloques de hormigón. Lejos de allí, sin embargo, la naturaleza seguía su curso, tal y como si nunca hubiese estado peligrando por la aparición del ser humano. El día en que la cúpula se volvió impenetrable, Anselmo Quevedo había salido a pescar a un lago no muy lejos de la ciudad Se había puesto en marcha, equipado con dos cañas de pescar, un

El Eterno Recuerdo de Guernica

   ¡Muy buenas a todos! Últimamente no he subido entradas al blog, y hoy se me ocurrió la idea de dejaros este microrrelato con el que participé hace poco en un concurso. Las bases proponían hacer una historia ambientada en un hecho histórico y, aunque este no es mi fuerte (ni siquiera el tipo de escritura que yo suelo practicar), creo que me quedó un trabajo bien hecho (aunque, como siempre, mejorable). Espero que les guste y, si tienen algo que comentar, no se corten en hacerlo.  Hasta el próximo relato :)    No había otro lugar ni otro momento. Las campanas resonaron el día veintiséis de abril de mil novecientos treinta siete. Sin mayores pretensiones. Sin causas indiferentes. Cuando los habitantes de aquel pequeño lugar, llamado Guernica-Luno, se vieron alarmados, aquellos monstruos del cielo terminaron por sembrar el pánico. Alemanes e italianos, unidos en la destrucción de un pueblo, como más tarde veríamos en numerosas ocasiones, bombardeaban con su aviación

Y cuando aun no te tenga...

   No existía mayor silencio. No había otra forma de actuar y de existir. Simplemente, ahora te pienso y mañana te pensaré y, aun así, nunca te habré pensado. Y es que uno no llora cuando se limita a pensar, uno no se estremece cuando solo piensa ni cree ver aquello que sueña; pues este delirio, este exasperante delirio, no puede ser llamado de otra manera que aquella, bajo la cual, los hombres y mujeres de este mundo ponen nombre a su locura. Esto no es más que amor, y siempre será amor, incluso cuando muera y aun no te tenga, incluso cuando mueras y te siga sin tener

La Veleta Oxidada

Estaba tumbado en su cama junto a un pequeño libro de bolsillo y un cigarrillo, cuando se comenzó a escuchar un viento iracundo azotar los ventanales de la habitación. En la azotea, donde desde hacía más de treinta años no había cambiado nada, una veleta de metal oxidado producía un sonido aterrador que mantenía a Atli despierto. Pese a que sus expectativas, al igual que todos los días, eran quedarse dormido, la noche se le avecinó larga y tediosa. No había peor enemigo que el viento, sobre todo cuando la mayoría de las casas del barrio contaban con más de cincuenta años y, pese a su indudable calidad en un pasado, no eran capaces de soportar los caprichos del tiempo.   Aún sin lograr conciliar el sueño, y cuando el reloj marcaba las cinco de la mañana, Atli se levantó de la cama y telefoneó a su psicóloga. - Oiga - le dijo al oír su voz al otro lado del teléfono  - Creo que tengo un problema grave. -¿Qué ocurre ahora? ¿No puedes llamarme en otro momento? -El viento es lo

Risas y Llantos

—Ojalá no tengas que echar de menos el dolor y necesitarlo para dejar de estar solo —¿Tú lo echas de menos? — lo interrumpió Su abuelo clavó los ojos en la ventana como si pudiese ver algo más allá de las praderas del campo y las margaritas del jardín. Su rostro se contrajo al igual que si, después de llevar siglos encerrado, hubiese sacado un íntimo secreto a la luz. — Yo… —añadió sin apartar la vista del horizonte— ya soy parte de él Tiburón lo miró con curiosidad. Desde que tenía uso de razón hablaba con su abuelo todas las tardes, aprendía un poco más de él cada día e, incluso, tenía la sensación de que nadie más que él lo conocía tanto. Hasta ese momento. —¿Estas triste entonces? — preguntó —¿El dolor implica tristeza? Se quedó pensativo un instante. —El dolor no es más que uno de los tantos sentimientos a los que el hombre se ve abocado a sufrir. —prosiguió— Con el tiempo, te acabas acostumbrando a tanta sinrazón. Con los años comprendes que solo padecerás aquello

Las Aventuras de Arturo Márquez; El Atraco de Franccesco #1

  La mañana había comenzado seca y sin apenas viento. Las luces de las farolas todavía estaban en funcionamiento a las siete y, contra su voluntad, algunos vecinos salían de sus casas a trabajar. Como todos los días, ante las náuseas matutinas, cogí un cigarrillo de mi pitillera y me asomé a la ventana, en busca de alguna cara familiar.   Los Rodríguez, los vecinos de enfrente, solían comenzar la mañana con una fuerte discusión que, o bien terminaba con alguno de los dos marchándose a casa de sus padres para luego volver a la noche arrepentido, o solucionándola con un triste beso sin razón de ser. Cuando la señora Rodríguez se marchó, siempre después de su marido (solo ella sabría por qué), apareció Adolfito al final de la calle con su mochila de vagabundo a las espaldas. Iba de basura en basura en busca de algo que le pudiera ser útil en su vida callejera. Con el paso de los años se le había llenado el pelo de canas y la piel curtido por el sol.         —    ¿Qué tal se encu

La Chica del Teléfono (Guión Literario)

EXT. CALLE / FRENTE A LA BIBLIOTECA - DÍA ERNESTO (diecisiete años, estatura media) mira nervioso junto a LAURA (diecisiete años, estatura baja) y RODRIGO (diecisiete años, estatura media), a través de las ventanas, el interior de la biblioteca. Se ven estudiantes moviéndose de un lado para otro en la entrada y, en las salas de estudio, muchas personas sentadas atentas a sus libros de texto. ERNESTO Pues aquí estamos…, parece muy bonita la biblioteca Laura ¿Entramos? ERNESTO Sí, eso mismo pienso yo, tiene unos colores muy vivos Laura ¡Ernesto! Vinimos aquí para estudiar RODRIGO (Rodrigo y Ernesto se miran a la vez) Podemos ir al cine para relajarnos antes de entrar Laura ¿Relajarnos? Si no hemos empezado a estudiar. Entremos de una vez y quitémonos esto de encima Laura se dirige a la biblioteca mientras Rodrigo y Ernesto se quedan quietos, continuando observando la biblioteca por dentro Laura ¡Vamos! INT. BIBLIOTECA / ENTRADA – DÍA Los