Benditas Lentejas


Era curioso pensar en el pasado. Nadie sería capaz de imaginar lo que ambos habían vivido. A veces, incluso los dos hermanos se sorprendían al recordar historias que, en su día, llegaron a parecer totalmente descabelladas. Y, sin embargo, no se arrepentían de nada. Ni siquiera encontraban algún resquicio de resignación en el campo. Ese que tanto les había dado y al que tanto le habían dado. Trabajaron de sol a sol, bajo la lluvia y el cielo azul. Nada ni nadie los había conseguido detener. Y si a algo les debían la vida, antes incluso que a sus propias manos, eran a aquellos pequeños discos que cultivaban de la tierra cuyo sabor había alimentado a sus familias, y bajo el cual se había protegido cuando la tormenta irrumpía. ¿Qué sino les hubiese acogido? Benditas lentejas.

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